SAN SALVADOR.- El presidente del PRO en el departamento San Salvador, Ricardo Mathe, destacó que “el balance de fin de año 2010 que hacemos es ampliamente negativo, y el panorama que vislumbramos, en caso de insistir con esta postura populista y autoritaria, es sombrío y preocupante”. Lo hizo en un documento enviado a Conclusiones89 que publicamos a continuación.
“Al término del año 2010 corresponde hacer un breve balance de la gestión del gobierno nacional, y si tomamos algunas consideraciones de economistas privados de relevante e indiscutible prestigio, sacamos las siguientes conclusiones: La economía este año creció el 8 %, la inflación aumentó del 20 % al 27 %, la cantidad de dinero aumentó el 35 %, y el déficit de la nación más las provincias será de $ 20.000 millones, llevando a que desde el 2004 donde hubo un superávit fiscal del 4 % se pasa ahora a un déficit del 2% a pesar de que la recaudación será de $ 500.000 millones, y la idea es que se usen las reservas del Banco Central para financiar ese déficit colocando algún Bono o a través de la emisión de dinero espureo ( sin respaldo verdadero) lo que agravaría la inflación. Argentina tiene déficit fiscal a pesar de una fenomenal recaudación fruto de una presión impositiva agobiante, del aumento del precio de los commodities en el mundo y la debilidad del dólar en Brasil que beneficia las exportaciones hacia ese país; los gastos superaron los ingresos y esa diferencia es la que se financiará con el impuesto inflacionario. Esos gastos exorbitantes son los gastos de funcionamiento del estado, los pagos de deuda y los subsidios con que se regula la economía en una maraña confusa de la que ahora el gobierno no sabe o no puede salir.
La cuestión es que el gobierno insiste con su ideología dirigista y estatista a contramano del mundo desarrollado, y no genera la riqueza necesaria para que los Argentinos paguen con el fruto de su trabajo los insumos de uso diario, domestico o comercial, pues el valor del pan, la carne, la leche, una hectárea de campo o un metro cuadrado de un departamento, el valor de nuestra moneda o el salario no lo determina el gobierno, lo determina el mercado, y no importa demasiado cuánto valen esas cosas sino que lo que importa es la generación de riqueza necesaria para comprarlas; pero el gobierno aplica una política de concentración de poder, y para ello debe primero someter a los otros poderes del estado al imperio de “la caja”, y luego quitarle la soberanía económica al pueblo, o sea empobrecerlo, para luego quitarle la soberanía política, al someterlo a un subsidio que en vez de calmar el hambre, lo aumenta.
Para comprender el nivel que alcanzan esos subsidios basta decir que en subsidiar la luz, se gastan por año 6.000 millones de dólares, (unos 24.000 millones de pesos) cifra difícil de imaginar y que sale de las retenciones al campo y de la aplicación de impuestos exagerados que son una invitación a la evasión para los que cumplen con todas las normas. Este rumbo de colisión, provocado con toda intención, inevitablemente desembocará en un aumento de la pobreza y falta progresiva de trabajo.
Eso es la consecuencia obvia de la falta de inversiones derivada de la fuga de capitales, de las regulaciones del mercado por parte del gobierno y de la baja o nula calidad institucional que le asegure a las empresas un marco de previsibilidad, fundamental en las decisiones económicas privadas.
Si tomamos el caso de la carne veremos con toda claridad que el gobierno no entiende de economía y no permite que nadie le aconseje tomar un rumbo contrario, aunque la realidad le golpea en la cara al atormentado secretario de comercio interior, don Guillermo Moreno, que con la infantil excusa de defender la mesa de los Argentinos, logró que desaparecieran 10 millones de cabezas de ganado en 4 años por falta de rentabilidad, y generó una escases de hacienda gorda que ante el aumento de la demanda elevó excesivamente los precios, cosa que fue advertida por los productores de mil formas diferentes, inclusive con un histórico enfrentamiento y demostraciones multitudinarias de rechazo a la política oficial.
El resultado fue un triste deterioro de la economía de las regiones más pobres del campo argentino y un aumento exagerado del precio de la carne, exactamente lo contrario de lo pregonado por el gobierno.
Si el planteo económico, los planes sociales y subsidios cruzados, la gestión internacional presidencial y el comportamiento republicano de sus instituciones fueran ejemplares, tal como declama con visible emoción la Presidente, no sería tan evidente el aumento permanente de la pobreza y no ocurrirían usurpaciones de espacios públicos y privados, o no habría escenas de violencia de pobres contra pobres porque los servicios en Argentina son rehenes de sindicalistas corruptos que extorsionan a un gobierno al que se le quemaron los papeles, y ahora no sabe cómo salir de este embrollo, al igual que a todos los que adoraron al socialismo en el mundo.
En Argentina es peor porque gran parte de la sociedad ideológicamente progresista, tiene la hipocresía de pretender vivir con las ventajas inigualables del capitalismo, pero en un régimen socialista, y eso no es posible. Lo que hay que hacer es darle a las empresas un marco de previsibilidad a largo plazo, para que sean rentables y puedan pagar mejores sueldos, bajar los exóticos gastos del estado a un nivel razonable, gastar menos y gastar mejor, ya que las verdaderas funciones del estado que marca la Constitución (salud, educación, justicia y defensa)no se cumplen porque los fondos se van a subsidiar consumos privados (como el caso los 6.000 millones de dólares de la luz); además hay que generar un mercado de capitales a través de la devolución de los ahorros jubilatorios a sus legítimos dueños: los aportantes, para paliar la falta de crédito en condiciones pagables para producir y a largo plazo, y generar una calidad institucional que garantice la continuidad de políticas que favorezcan la inversión y el pleno empleo.
Pero si el gobierno tiene como objetivo central la concentración creciente de poder en vez de la grandeza de la patria, nos espera un futuro inexorablemente lleno de pobreza, sangre, sudor y lagrimas, para librar una batalla en contra de los que hoy son dictadores incapaces de gobernar un país tan lleno de oportunidades como el nuestro, y es obligación del ciudadano votar a sus gobernantes con responsabilidad, castigando a quienes no cumplieron con sus deberes y dándole la oportunidad a otros nuevos ciudadanos comprometidos para que demuestren que se puede hacer política de otra manera.
Por eso es que el balance de fin de año 2010 que hacemos es ampliamente negativo, y el panorama que vislumbramos, en caso de insistir con esta postura populista y autoritaria, es sombrío y preocupante.
Ricardo Mathé Pro San Salvador Presidente
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