SAN SALVADOR.- El 2009 será un año que nunca olvidarán los simpatizantes de Sportivo San Salvador. La excepcional campaña en la Liga Provincial C, logrando el título y el consiguiente ascenso a la Liga Nacional B de Básquet, fue el premio mayor. Y para cerrar la temporada viene cumpliendo una sobresaliente campaña en la B, que lo tiene como uno de los líderes a falta de dos fechas para finalizar la primera ronda.El fallido arranque en Gualeguaychú no hacía presagiar lo que poco después empezaba a gestarse. Un gran equipo que con la unión de sus jugadores y cuerpo técnico encontró un camino que lo llevó a lo más alto del básquet provincial.
El comienzo con Pedro Suen (un solo partido), el reemplazo por Román Azul que siguió con derrota en Villaguay, no fue impedimento para que de la mano de Fabián Luggren y sobre todo de la Pantera Garat, en su doble función de jugador y técnico, Sportivo consiguiera varios triunfos, siendo el más resonante frente a Parque en Uruguay. Azul volvió a tomar el timón en la 7ª fecha y el equipo ya no dejaría la punta de la Liga, quedando con ventaja para los play off.
Sportivo, que era el mejor conjunto del torneo, entregó un partido de local en las semifinales con Sarmiento y otro con Villaguay en la final. Pero el temple, la garra y el juego individual y colectivo se conjugaron para que el celeste ganará todos los partidos de visitante sin dejar dudas.
La hinchada de Sportivo, que colmó el “Corralito” en todos los partidos de local, le brindó su incondicional apoyo en canchas ajenas, donde casi siempre fue más en cantidad y aliento. Como muestra, valen los partidos en Villaguay, sobre todo la final, que a muchos hinchas del celeste les hizo acordar a viejas epopeyas de nuestro básquet.
Un quinteto titular, integrado por Bruno Chareun, Nicolás Mendik, Cristian Silva, Sebastián Taffarel y José Perroni, marcó diferencias con la mayoría de los rivales, sumándose Alberto Barros desde el banco con un aporte fundamental, lo mismo que Gonzalo Garat con su experiencia, además de las incursiones de Emmanuel Menescardi y Alonso Escalada, todos junto a los juveniles que colaboraron para esta conquista, para hacernos vivir momentos que no olvidará toda una ciudad que estuvo pendiente de lo que hacían estos guerreros que en los momentos más bravos sacaron a relucir la estirpe que siempre distinguió a Sportivo a lo largo de su historia.
El celeste logró el ascenso en el momento justo y llegó a la B para volver a ponerse en igualdad de condiciones con otros clásicos rivales de la provincia como Estudiantes, Rocamora y Echagüe, que ya sintieron lo que significa jugar con Sportivo y sentir la presión de su apasionado público.
Fue un año inolvidable para Sportivo y una ciudad que apoyó a su equipo como lo sigue haciendo en la Liga Nacional B, donde continúa demostrando que San Salvador es una de las plazas más importantes de la zona.
Fernando Rodríguez – La Semana
