
Al igual que en 2006, el seleccionado argentino volvió a dejar atrás a México en los octavos de final de un Mundial. Esta vez no fue en el suplementario ni con un zapatazo salvador cuando las cosas estaban complicadas, sino con algunas dosis de contundencia y la aparición de sus figuras. Faltó juego colectivo, pero los nombres volvieron a brillar. Esta vez no deslumbró la habilidad de Messi, sino que Tevez se llevó todos los flashes e Higuaín mostró toda su categoría con una definición exquisita. Fue 3-1 y ahora la ilusión se traslada a cuartos, donde espera Alemania.
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