lunes, 23 de noviembre de 2009

La crecida de los ríos pone en peligro el ganado y varias playas en la provincia

Crece el Paraná y crece el Uruguay. De un lado, peligran ciento de miles de cabezas de ganado. Del otro, tiembla la temporada de playas, y hubo que evacuar a unas 350 personas. Las lluvias de los últimos días complicaron la situación.
Los productores entrerrianos siguen con el corazón en la boca. Los cambiantes anuncios sobre la emergencia hídrica y creciente del río Paraná se vieron superados en estos días por la realidad: las intensas lluvias renovaron la amenaza de inundación. Los productores del sur entrerriano acometieron con más fuerza con el traslado de animales a zonas altas. El gobierno colabora con corrales, acondicionamiento de caminos, camiones (“esta vez, no se perderá ni una sola cabeza de ganado”, prometió días atrás el gobernador Sergio Urribarri). En tanto en la Costa del Uruguay ya hay familias evacuadas y muchas ciudades están amenazadas con la posibilidad de no contar con playas para el verano. Siete millones de cabezas menos El apuro por salvar el ganado responde a distintas causas. Son entre 800 mil y un millón de cabezas las que peligran por la subida del agua. En 2007 se ahogaron 300 mil. Hoy, el panorama nacional es más complicado para el sector. Argentina padece en estos momentos un proceso de merma en su stock ganadero. Según Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), había en el país 55 millones de cabezas en 2008/9 y habrá 48 millones en 2009/10. El stock nacional se calcula en base al número de animales vacunados contra la aftosa. Hubo una disminución de 5 millones en los últimos dos años. Y habrá una caída de crías de más de 3,5 millones de terneros para 2010 y 2011, esto es, un 25% menos de terneros que en 2008. Las estimaciones pertenecen al especialista Víctor Tonelli, quien disertó días atrás en Tres Arroyos al cierre de una jornada organizada por la Región Mar y Sierras del Movimiento CREA. Hasta 2004, la ganadería pudo mantenerse en sus números, pese a las crisis y problemas de distinta índole. Pero en 2005, con la limitación a las exportaciones, los cambios en las políticas públicas, subsidios, compensaciones y precios máximos, comenzó el derrape. Se visualizan 500 mil toneladas menos de carne para los próximos dos años, unos 13 kilos menos anuales por habitante. Entonces, más allá de las pérdidas para cada bolsillo individual de los productores, el país no puede darse el lujo de aumentar la pendiente de caída y perder ganado a causa de la inundación.

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